En esta etapa se desatan importantes procesos cognitivos, los niños descubren mediante las vivencias, el juego y la interacción con otros. Van desarrollando mayor autonomía, construyen una imagen de sí mismos, aprenden a regularse y son más conscientes del otro. Su pensamiento se activa mediante la experiencia
y la emoción, y desarrollan habilidades que les permiten interactuar mejor con su entorno y aprender de él.